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diariodemonky.com

Lo que vi desde una colina en Granada

15 de mayo de 2025
Monky, un peluche viajero, contempla en silencio la Alhambra desde una colina, envuelto en la luz suave del atardecer.

No sabía muy bien por qué elegí este lugar.
Tal vez fue el sonido de la palabra,
como si escondiera algo dentro.
Granada.

Granada no fue un destino.
Fue una intuición.

Llegué una mañana, subido en la mochila de alguien que no se enteró.
Subí por unas calles que no sabían si eran cuestas o laberintos.
El aire olía a piedra antigua y a jazmín.
Y a algo que no supe nombrar,
pero que se parecía al eco de una historia.
No tenía prisa. Nadie me esperaba.
Eso ayuda.

Desde lo alto del Albaicín vi una fortaleza roja que parecía flotar.
Dicen que es la Alhambra.
A mí me pareció una casa para dragones dormidos.
Silenciosa.
Inmensa.
Como si llevara siglos esperando a que alguien, sin buscarla, la encontrara.

Me senté en un muro a escuchar.
El aire callaba, pero las piedras hablaban.
Y entendí que hay lugares que no piden que los fotografíes.
Solo que los mires.
Sin juicio.
Sin prisa.

No tomé notas.
No hice fotos. Bueno, sí. Solo una.
Solo me senté, con las patas colgando,
y dejé que esa imagen me hiciera algo por dentro.

Como si esa ciudad de muros y arcos me dijera al oído:
“Lo bello no siempre grita. A veces solo se queda quieto.”

Y yo, que vengo de una selva donde todo se mueve y se empuja,
entendí que la calma también puede ser una forma de valentía.

Desde entonces, he decidido escuchar al mundo.
Y contártelo, por si a ti también te gusta mirar con otros ojos.

—Monky